sábado, 6 de diciembre de 2008

Disquisiciones sobre guachimanes y surferitos sanmiguelinos


Hace un par de días, mientras cumplía con mi acción rutinaria de conectarme al MSN, esta vez por el simple hecho de hacerme presente y de existir sin ninguna intención de conversar con nadie; un intrépido se aventuró a faltarle el respeto, como todo el mundo, al estado ausente de mi cuenta y me saludo de la manera más común que suelo escuchar entre mis amigos: ¡¿que fue?! ; dejé de lado por un momento mi sacrificada labor de buscar blogs de música y descargarla, para poder atender a quien había osado perturbar mi ominosa tarea; acto seguido, abrí la ventana y me dí cuenta de que era un amigo con el que no hablo ya hace mucho tiempo, una de esas personas con las cuales pude gastar muchas horas de mi vida en esas deliciosas cuestiones improductivas que me ayudaron a sobrevivir en los veranos Sanmiguelinos del 2004 - 2005 y en conversaciones de temas coyunturales que siempre se daban mientras estábamos sentados en la esquina de mi casa. Era mi amigo Winky, que desde España se tomo unos momentos de su visita al MSN para saludarme y saber de mi vida; aprovechamos rápidamente para hacer un resumen autobiográfico en estos años que no nos hemos visto, pues Winky, muy acertado, tomó la oportunidad que se le presentó para viajar a España y hacer su vida allá. Me contó que en 2 semanas inicia su carrera militar en el ejército de ese país y que con las “jebas” no le va muy bien.

Fue una conversación que no duró mucho pero pudimos abarcar muchos temas. Hubo hasta tiempo de que me preguntara por personas que tal vez no son lo que se podría decir “nuestros amigos” pero que de alguna manera formaron parte de nuestras vidas. Me preguntaba por personas de mi cuadra las cuales, en algunos casos, nunca conocimos formalmente, personas que teníamos registradas en nuestra memoria por apodo y por alguna situación determinada. En el transcurso de la conversa, entró en escena un gordito que aún no recuerdo bien la razón, pero le pusimos el apodo de “gordo Halls”, y como ya es tradición en este país, basta que una chapa se diga en voz alta para que todos la asimilen y muchos afirmen que figura en su DNI. Sinceramente no recuerdo cual pueda haber sido la situación que nos motivo a colocarle ese absurdo apodo a tan inocente gordito, que por cierto ahora es flaco y exitoso.
La conversación se tornó mucho mas entretenida cuando iniciamos lo que pudo haberse convertido en la interminable enumeración de los guachimanes que desfilaron por mi cuadra, una lista mas larga que la de los fracasos amorosos que ha tenido la ahora nuevamente muy de moda “Señito” Gisela.

Sinceramente, para mí es una dicha el haber tenido un espectacular reparto de guachimanes que van desde héroes del Cenepa, hasta un ex miembro del glorioso león porteño, el Atlético Chalaco (un equipo de futbol que alguna vez pudo ver la gloria en primera división).Es verdad, pues hasta ahora, no me explico por qué los guachimanes de mi cuadra van y vienen, y cada día apareciera una cara nueva. Fuimos amigos y aliados de muchos de ellos, si ahora no puedo recordar sus nombres es por el hecho de que en verdad fueron varios y también porque soy terrible para los nombres; pero eso sí, con los rostros jamás me equivoco. Recordábamos a un tío bigotón, que decía ser fiel seguidor de Van Damme, y que le bastó verse todas sus películas para poder aprender su estilo de pelea y hasta decía, que pudo desarrollar uno nuevo. A ese lo desterraron rápidamente, y fue el mismo grupo de salvaguardas de la cuadra que se encargó de abrirle la puerta y verlo partir cual perro arrepentido; debió ser que a todo el mundo caía chinche y probablemente se debe a que terminó agarrándose a golpes con uno de mis amigos skaters, el cual, fiel a sus instintos de la edad se atrevió a mojar con un infantil globo carnavalero de la marca “payasito” a una chica de la cuadra, justo frente a las narices del bigotón Van Damme; lo gracioso fue ver en el piso a un señor de fácil 40 años, intentando atinarle un golpe en el rostro de un adolescente de tan solo 16 años.

Después de eso todos los demás eran cuerdos, en comparación con el bigoton Van Damme ,obviamente. Aquellos solían ser nuestras fuentes de información y gracias a ellos pudimos estar enterados de todo el acontecer de la cuadra: de la supuesta vecina que ejercía el oficio mas antiguo con señores de alto vuelo, o de el nuevo “enamorado” de la chibola mas precoz del barrio. Sin duda aquella generación de guachimanes del verano del 2004 - 2005 fueron parte esencial para sobrevivir, incluso hasta aquel par, que después de trabajar en pro de nuestra seguridad, terminaron volviéndose famosos tras salir en los periódicos como el nuevo dueto de moda del genero “mata cambistas”. Aprovecho para mandar un muy cordial saludo, a aquellos quienes fueron baluartes de la seguridad de mi cuadra y que estén donde estén, siempre tendrán una caseta disponible para ser, como siempre lo fueron, los héroes urbanos que nunca fueron reconocidos.

Regresando en la conversación con Winky, no pudimos dejar de lado a aquel otro amigo skater que por esta vez llamaremos Eddy Wang, respetando su privacidad.
Eddy Wang era una persona extremadamente peculiar; por lo general uno de mis mas grandes errores siempre ha sido el estereotipar a las personas, algo que reconozco de muy mal gusto pero ya es inherente en mi. Bueno, autocrítica aparte, resulta que Eddy es o era, pues ya no lo veo casi nunca, una de esas personas que tiene de todo un poco: de gilerito de quino, de falso profeta, de palomilla de ventana, cacherito de rave, pero en esta ocasión, pusimos énfasis en su muy bien interpretado papel de surferito sanmiguelino:

Para explicar un poco el perfil del surferito sanmiguelino, no hay mejor descripción que la de él, pues sucede que uno de esos tantos días de verano en el que estaba tan de moda el Onda Onda de Axe Bahia, se hizo presente en la puerta de la casa de Rocko (otro de mis muy buenos amigos y primo de Winky),un individuo que a lo lejos no pudimos reconocer, pues no andaba de la manera habitual con la que el solía andar(ropa skater). Esta vez venía con el torso desnudo, portaba unos lentes de sol típicos de surferito ultra huachafo, eso con la luna de mil colores, y que todo muchacho “chévere” quería tener, un short jean que con tan solo verlo producía un calor terrible cual fenómeno del niño, su desnuda planta del pie como zapato invisible y lo más genial de aquella pantagruélica imagen era la tabla de flotar naranja que traía consigo, esa que hace mucho tiempo se podía canjear con un par de chapitas de Fanta y tan solo unos cuantos soles. Ese individuo era nada mas y nada menos que Eddy Wang, quien muy suelto de huesos nos saludo y se unió a nuestro ritual de sacrificio del tiempo. Muriéndonos de risa, no pudimos dejar de preguntarle y pedirle una explicación del porque esa nueva facha, ¿qué fue lo que se le paso por la cabeza antes de abrir la puerta de su casa y atreverse a andar principalmente descalzo por una zona urbanizada totalmente asfaltada con las pistas hirviendo?, y en segundo lugar pero no menos importante: ¿Dónde demonios consiguió esa tabla?.
Eddy, fiel a su estilo, solo atino a decirnos:

- Puta weones, ¿que hay de malo en salir así?, ¿acaso ustedes no andan así en la playa? ¿Acaso no saben ustedes que San Miguel es un balneario?; y ya pues yo quiero estar así todo relax.

Eso quedo grabado en nuestros corazones, pues jamás habíamos conocido a nadie que se arriesgara a cometer tan valiente proeza, no por el roche ni las burlas a las que esto podría conllevar, sino por el caminar más de tres cuadras descalzo aguantando el calor del sol de medio día en el asfalto. Ni los campeones de Fredy Ternero con su terapia del “Sí se puede” podrían haber sido capaces de superar o al menos alcanzar a tan valeroso muchacho. Fue desde aquel entonces que me dí cuenta que yo conocía a más surferitos sanmiguelinos de los que creía. No fue la última vez que me percaté de algo semejante. Puedo asegurar que, a partir de ese día, me dí cuenta de que habían broders que usaban wetsuit o polos tipo wetsuit para el diario. Yo ya no era el mismo.

A decir verdad la conversación tenia para rato, lamentablemente ninguno de los dos tenía suficiente tiempo para seguir enumerando a ese compendio de personajes que alguna vez formaron parte del elenco de nuestras vidas. Con un reencuentro cibernético pendiente nos despedimos y cada quién se fue a hacer sus cosas. Con un sonido que me crujía en la barriga me fui a almorzar pensando en muchas cosas; en cuan diferentes pueden ser mis amigos unos de otros (en algunos casos la diferencia es abismal), en cuan diferente puedo ser yo también de ellos, y cuan divertidas y complejas pueden ser las personas que me rodean. Sintiendo una gran necesidad de contarle a alguien mis cosas como normalmente lo hago o simplemente para contármelas a mí, decidí abrir este blog, probablemente mi segundo intento de hacer uno, ya que hace no mucho estaba prácticamente decidido a hacer uno en el que comentara todo aquel álbum musical que llegara a mis oídos, pero fue más grande el capricho de burlarme de mis cosas y hablar de todas las monadas en las que me he metido. Supongo que cual mono, me deje contagiar por el boom de los blogs, fenómeno semejante al del boom de la miniseries peruanas improvisadas sobre personajes populares. En fin, si hay un sinnumero de blogs inútiles,¿ por qué no puedo tener el mío? No me sorprendería si me encuentro con un blog que lleve por titulo: “Personas que querían resucitar a Coco Giles pero que en su intento se dieron cuenta que este no había muerto” o estoy seguro que en algún lugar de la Web existirá algún blog que le rinda tributo a Paul Martin en su carrera como cantante y, o a su personaje en la prehistórica novela Natacha. Es que hay de todo y para todos en el estuche de monería.

4 comentarios:

  1. quiero saber mas sobre los cacheritos de rave

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  2. martin jose bustamante gutierrez

    Hey Ricky, ahora que estoy de vacaciones me dio por chequear tu blog.
    Me pareció paja el artículo sobre San Miguel, el de cumbia no me llamó
    tanto la atención. Quería publicar un comentario sobre el primer artículo;
    pero piden estar registrado y varias huevadas...así que bueno, te copio
    lo que escribí:

    En verdad me parece recontra valiente -e inútil- el hecho que tu amigo el "surferito sanmiguelino" caminara sin tabas sobre el pavimento (algo así como un "rasguñar las piedras"); pero vamos al afán del muchacho por recuperar la identidad de San Miguel como "balneario". De hecho, nunca he vivido en San Miguel; pero lo que he visto me ha gustado, es un distrito donde aún hay "barrio" en el sentido pluralista -o al menos eso parece-. Sería paja que escribas algo sobre tu experiencia en sí con el distrito, sobre como sientes la vida ahí, por ahí que me convences y me mudo algún día...

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